Historia Betania - Comuna 15
Betania, entre lo rural y lo urbano
El Barrio Betania al sur de la comuna es conocido por los pobladores más antiguos como la Guayabala, pues era la quebrada con este nombre el centro de una actividad cotidiana en las familias: lavar las ollas.
Desde antes del año 1.900 este sector de Guayabal estaba poblado por fincas, según cuenta Luz Elena González Restrepo, quien ha habitado toda su vida el barrio. “Todo el sector eran cafetales y mangas, los dueños no pasaban de 12 eran: Purificación Restrepo y Silvestre Bohórquez, mis abuelos, Jaime Sáenz que era socio del Club el Rodeo, donde está Quintas del Rodeo era de doña Ana, a su casa le decían la casa grande. También estaban Luisa Arango, los Restrepo, los Pavones, los Estrada, los Ortiz y Arturo Villa, el sastre”.
La abuela de doña Luz Elena, nació en estos parajes pero su familia venía de Támesis, “las casas eran grandes de corredores amplios, con el tiempo las familiar vendieron tierras para mejorar sus casas, la gente no conocía de precios y por eso la tierra se vendía barata o se cambiaba por maíz y otros insumos necesarios”, aseguró Luz Elena quien recuerda con alegría. “Todos éramos familiares, estudiábamos en la escuela Alejandro Munera, que estaba en lo que hoy es Protoquimica, después hicieron la Gabriela Mistral, la iglesia más cercana era la Maternidad Divina en la Raya. La leche la vendían Alfredo Sueco y Nena la lechera, la transportaban en una caneca y sonaba una campana cuando pasaban. La luz la cogíamos de un poste que era del Club el Rodeo. Nos manteníamos jugando en las mangas del Club y nos deslizábamos allí y en la Colinita que era el cafetal más grande que había, esa era la diversión de nosotros… ah, e ir a misa”.
Las celebraciones inolvidables
La celebración del 20 de julio era esperada por grandes y chicos, aun más que la navidad. Cuando llegaba el día se despertaba a la comunidad haciendo ruido con tapas de ollas, había juegos, fiesta, tablados musicales y mucha alegría. Hacían torneos de fútbol de solteras contra casadas y cada familia ponía un plato distinto de comida para la venta en el bazar. “En los reinados ganaba la candidata que recogiera más plata para los fondos, el primero se lo ganó Amparo Montoya y el tercero me lo gané yo como con 50 mil pesos. Esta actividad se celebró hasta hace unos 6 años, jalonada por la JAC con participación de las familias que estábamos empeñadas en mejorar el barrio”, indica Luz Elena González.
Betania Guayabal tiene por vecinos al Manzanillo ubicado en la comuna 16 (Belén), al barrio San Rafael, la Colinita, el cementerio Campos de Paz y el Club el Rodeo, este último ha dado beneficios a Betania con ayudas económicas, regalos para los niños y empleo. Luz Elena sentada en el corredor de su casa recibió la propuesta de empleo: “vino un señor y me dijo: ¿quiere trabajar en el Club?, dije que sí y trabaje 20 años hasta que me jubilé. Todavía dan apoyos, por ejemplo las mamás de los Cadis son Las Comadres y reciben capacitaciones y otros beneficios”
Crecimiento y urbanización
Desde el año 70 se dieron los cambios cuando llegaron familias de otros lados, algunas eran desplazadas por la violencia y buscaban un sector sano. Luz Elena quien además es líder del grupo las Cuchachas, considera que Betania es la sucursal del cielo. “Aquí todavía vivimos a puerta abierta, todavía nos saludamos y hay respeto por los vecinos, contrario a lo que muchos creen este barrio ha sido muy sano, por las mangas y la orilla de la quebrada tiraban los muertos traídos de otros barrios, entonces cuando se reseñaba el hecho mencionaban a Betania y nos dejaron la fama”.
Entre los 80 y 90 como en muchos sectores de Medellín los milicianos llegaron a este sector de Guayabal “aquí se formó un combo, se oían disparos que hacían al aire o con los de la Colinita, pero nunca le hicieron daño al barrio eran 7 u 8 muchachos”. Hoy hay 14 callejones y unas cuatro mil personas, la mayoría son familias de 5 o 7 hijos, está totalmente poblado, la tierra es cara y hay más edificios y urbanizaciones.
“El barrio se pobló mucho y ahora los extraños somos los viejos, quedamos unas siete familias de antes”
Don José, toda una vida en Betania
Desde las 6 o 7 de la mañana se levanta, José Arturo Villa Isaza, de 89 años, ayudado por los buenos vecinos saca la mesa, las tablas y lo que tiene de frutas para su negocio, Elvidia, su vecina, le surte y hasta le ayuda a vender. También vende leche recién ordeñada, un artículo escaso en la comuna, pero posible en Betania gracias a la existencia de la finca de los Montoya. Don José se hace compañía de sus dos perros Lucas y Hombre, pues vive solo hace 4 años.
Don José así como ha visto pasar los años, ve cada día a los primeros transeúntes que pasan por la calle principal de Betania, “los primeros son los del Manzanillo van a los trabajos en Itagüí o a la mayorista y pasa mucha gente nueva, por que aquí ya no hay donde hacer una casa, los vecinos de siempre vienen a saludar“. Dice este hombre alto y recio que fue el primer presidente de la JAC del barrio. “Yo llegue hace 66 años, me casé y compré un pedacito de tierra. Las familias creamos la JAC para mejorar el barrio, montamos una proveeduría ¡y vendíamos!, eso sí más barato porque la idea era ayudar a las familias, montamos la luz, el agua, la alcantarilla y levantamos la calle. En esa época nos entreteníamos haciendo carreras de caballos con todo el que tuviera una bestia”.
Después de atender los clientes y conversar con familiares y vecinos, don José Arturo hace una siesta, la cual no puede ser muy larga porque las ardillas del sector se le comen las frutas. Al final del día nuevamente recibe la solidaridad de sus vecinos y vuelve a su casa con sus fieles compañeros Lucas y Hombre.
Investigación por : Periódico Presencia 15